La sorpresa previsible es que el titular de Justicia en funciones, Mariano Fernández Bermejo, ha quedado marginado de una negociación que competía directamente a su ministerio. El ministro, que además no ha obtenido un estreno brillante en su condición de cabeza de lista paracaidista en la circunscripción que le fue asignada, está pagando el precio de haber jugado un papel de hooligan en el territorio de la Justicia, que es donde más sutileza se supone que debe desarrollar un político. Quemado por sus broncas con el PP, en las que se estrenó en el banco azul en su primera comparecencia, Fernández Bermejo debe estar expectante por conocer si esta desautorización del presidente es universal y aplicable a cualquier ministerio o si por el contrario tiene destinado algún puesto en donde su ardor pueda ser útil en estos tiempos de templanza.
Carlos Carnicero
www.diariosigloxxi.com
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